Mar. 25 Mars 2008, 02:25
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Lors de la découverte il mesurait 91m de long, apparemment il restait une trentaine de métres à¡ creuser et aurait du déboucher dans la cour de la prison... Plus de 200 détenus auraient alors pu s'évader...
Rien à¡ voir avec les tunnels sommaires que creusaient les daltons dans lucky luke... Un véritable tunnel minier, renforcé de ciment et de poutres en bois, alimenté en électricité, équipé de chariots pour l'évacuation des gravats, ventilé et insonorisé...
Les policiers ont appris l existence de ce tunnel en faisant des écoutes dans le cadre d'un trafic de drogue... trafic de drogue qui permettait de creuser ce tunnel....
Ricardo Bouffenais, condamné jusqu'en 2017, avait tout prévu, avec deux complices et leurs compagnes, il avait acquis en octobre une maison située à 100 métres de la prison.
Ils employaient 4 experts en forage minier, chargés de creuser pour l'éuivalent de 600 euros par mois (soit 2,5 fois le salaire minimum).
Le coàºt de lâopération est estimé à¡ pres de 27 000 euros.
Avec sa femme, il parlait trop souvent de la construction d'une piscine, les enquéteurs ont donc eu un doute sur la "nature" de cette piscine...en ayant localisé la maison et en surveillant un peu ils ont découvert le pot aux roses.....
Dommaaaage....!!
Nikà¸
L'article en espaà±ol (en <!-- w --><a class="postlink" href="http://www.lacuarta.cl">www.lacuarta.cl</a><!-- w -->):
Citation :Reporte telefà³nico que entregà³ Claudia Echeverràa a Bouffenais fue clave para detectar tàºnel de Colina:
"¡Se nos enchuecೠtoda la piscina, Ricardo!"
Detectives supieron de la obra el 11 de enero, pero debieron quemarse pestaà±as para ubicar socavà³n.
Mostrà¡ndose los dientes terminaron detectives y gendarmes tras el hallazgo del tàºnel por el que 220 presos pretendàan fugarse en patota desde Colina 2.
Las movidas con las que el servicio penitenciario hizo creer a la opinià³n pàºblica que el pasadizo secreto de casi 91 metros fue descubierto por su Departamento de Inteligencia causà³ molestia en la policàa civil.
La pulenta es que en Gendarmeràa estaban patos, no tenàan idea de la existencia de la galeràa, y fueron detectives de la Brigada Antinarcà³ticos Metropolitana los que ubicaron el socavà³n y funaron el escape.
El dàa del hallazgo, Gendarmeràa copà³ el sector con sus hombres y quiso adelantarse a Investigaciones en el encuentro con la prensa. Los gendarmes incluso se apoderaron de la casa donde nacàa el tàºnel, lo que motivà³ que un alto oficial de la policàa civil los "invitara" a abandonar la vivienda y ordenara el ingreso de sus detectives. Era "de justicia" que, por lo menos en la tele, se notaran mà¡s las parcas azules que los uniformes verde oliva.
CAZUELA
Las pesquisas que permitieron a la policàa civil descubrir por casualidad el tàºnel comenzaron en septiembre de 2007, cuando supieron que un preso rematado de Colina 2 dirigàa desde su celda el traslado de pasta base desde Calama a la capital.
La pronta accià³n de los detectives permitià³ identificar al burrero que viajaba a buscar la droga a la II Regià³n e incluso ubicar el taller donde encachà³ el doble estanque del auto para caletear el alcaloide. Los policàas se dieron el tiempo de seguirlo por tierra a Calama, hasta donde llegà³ con 24 millones de pesos para la transaccià³n. Los funcionarios ubicaron ademà¡s al boliviano que le pasaràa los 30 kilos de falopa, pero no arrestaron a ninguno, ya que la operacià³n no se hizo.
A comienzos de este aà±o, la yuta ya tenàa pinchados los celulares del reo Ricardo Bouffenais, de su conviviente Claudia Gissela Echeverràa y de todos sus secuaces. La policàa sospechaba que se trataba de una tàpica red de trà¡fico dirigida desde la cà¡rcel, pero el 11 de enero supieron de la existencia del tàºnel.
En una de las escuchas telefà³nicas los detectives se enteraron de que cuatro pirquineros de la Regià³n del Biobào habàan llegado en bus a Santiago para construir "una piscina". Raro, ¿no?
"Ya llegaron, tengo las herramientas, los instalé, los fui a ver y ya està¡n trabajando", le dijo Claudia Echeverràa a su pareja en prisià³n, Ricardo Bouffenais.
Asà comenzaron a hablar en clave por celular. A las brocas de los taladros las llamaban "là¡pices" y a los tuneleros les decàan "nià±os". Fue asà como los "nià±os" varias veces pidieron comprar mà¡s "là¡pices" porque se les habàa gastado la punta. A la hora de subir los sacos con tierra a la superficie, hablaban de "poner las cosas en la bodega".
Los presentimientos de los policàas de que la "piscina" correspondàa a un tàºnel se confirmaron cuando Claudia Gissela llamà³ enfurecida a Bouffenais y le dijo: "bajé a la 'piscina', pero todas las curvas està¡n pa' la izquierda... se està¡ enchuecando". Esa escucha dejà³ al descubierto el condoro de los pirquineros, que desviaron el trazado del tàºnel 20 metros hacia Colina 1.
Con el dato confirmado de que los presos traficaban drogas para financiar la construccià³n del forado, a los detectives antinarcà³ticos sà³lo les faltaba saber dà³nde estaba el socavà³n.
EL BALàN
Los policàas escucharon la pista clave en los primeros dàas de marzo, cuando Claudia Echeverràa comprà³ un balà³n de gas por teléfono y pidià³ que se lo fueran a dejar a la casa 716 del pasaje Unià³n. Con ese antecedente, los detectives descubrieron que la vivienda està¡ ubicada atrà¡s de Colina 2, en la poblacià³n O'Higgins, y empezaron a vigilarla. Pusieron puntos fijos y cà¡maras afuera de un jardàn infantil y al lado del cementerio. De esa forma cacharon que los "topos" trabajaban de lunes a viernes y que fin de semana por medio viajaban a la Octava Regià³n. También vieron cà³mo tres veces a la semana sacaban los escombros del tàºnel en sacos paperos.
Los cargaban en un camià³n blanco tres cuartos que les costà³ 8 millones y los tiraban al lado del panteà³n y del Fuerte Arteaga de Peldehue. La mà¡quina era manejada por el pirquinero Manuel Muà±oz Pardo, alias "El Guatà³n", con domicilio en Talcahuano.
Con todas esas pruebas, la policàa civil no tuvo otra opcià³n que sacrificar la operacià³n antidrogas y alertar a Gendarmeràa sobre la existencia del tàºnel antes de que se les arrancaran los presos de Colina 2.
Fue asà como pasadas las 7 de la maà±ana del miércoles, funcionarios de Investigaciones y Gendarmeràa reventaron la covacha, encontraron el pasadizo secreto y detuvieron a los cuatro tuneleros. A la misma hora fueron allanadas las celdas de Ricardo Bouffenais, Sergio Santis y Juan Pradenas.
Las parejas de los dos primeros, Claudia Echeverràa y Tamara Torres, cayeron en Estacià³n Central y El Bosque, respectivamente.
Cuenta de luz les subià³ de 10 a 90 lucrecias
Tras recibir las à³rdenes que desde el penal le dio su amigo Ricardo Bouffenais, Raàºl Và¡squez se encargà³ de reclutar en la Octava Regià³n a los otros tres pirquineros que le ayudaron a cavar el tàºnel. Se trata de Manuel Muà±oz, Héctor Pino y Lucho Gonzà¡lez.
Después de fijar con su encarcelado patrà³n un sueldo mensual de 500 lucas, los "topos" se pusieron a picar a comienzos de este aà±o. Trabajaban de 9 de la maà±ana a 7 de la tarde, con derecho a desayuno y almuerzo que les iba a preparar Tamara Torres, pareja del preso Sergio Santis.
La mujer vivàa en El Bosque y el pique que todos los dàas se pegaba a Colina tenàa cachudos a los detectives. Claudia Echeverràa, pareja de Bouffenais, también viajaba diariamente desde la poblacià³n Los Nogales, en Estacià³n Central, a vigilar la obra, pero lo hacàa en un Peugeot 307 aà±o 2007.
Las pericas se habàan encargado de arrendar la casa en 80 mil pesos mensuales, comprar las herramientas y pagar los sueldos y las cuentas.
En sus casas la policàa encontrà³ boletas, una por la compra de un taladro en 700 lucas, y giros de medio millà³n de pesolios.
Lo salado de los recibos de la luz y del agua también dejaron al descubierto que dentro de la casa pasaba algo extraà±o. Antes de que la vivienda fuera arrendada, las boletas promediaban las 10 lucas, pero el uso de las picotas eléctricas, los generadores de luz y aire, del tecle con motor para subir los escombros y de la radio con la que animaban la faena elevà³ las cuentas hasta los 90 mil cachos.
MERCA
La investigacià³n de la Brigada Antinarcà³ticos Metropolitana establecià³ que Bouffenais, Pradenas y Santis mandaban a pagar los cargamentos de droga con dinero en efectivo o autos robados.
Las encargadas de las transacas eran Claudia Echeverràa y Tamara Torres. El 21 de enero, después de que se les acabaron las primeras lucas para el tàºnel que obtuvieron en una colecta que hicieron los presos de Colina, la pareja de Bouffenais movià³ en Estacià³n Central 6 kilos de pasta en 3 millones.
Detectives ya seguàan a Claudia, pero se les arrancà³ y sà³lo agarraron a la compradora Maràa Cifuentes, quien està¡ en prisià³n preventiva.
Después del manso susto, Claudia de inmediato llamà³ a Bouffenais a Colina 2 y le dijo: "Perdimos la droga, la 'Maràa' està¡ detenida, pero pagà³ los 3 millones". Con ese dinero pudieron continuar la construccià³n del tàºnel.
Por una orden que el 3 de marzo Sergio Santis les dio desde la cà¡rcel, Tamara Torres y su hija de 17 aà±os también tuvieron que meterse en el narconegocio.
Carlos Godoy S.